La ruta, promovida por el grupo de Facebook «Patinadores Ciudad de Málaga», fue propuesta y anunciada entre amigos por esta red social, y contó con retransmisión en directo a través de Twitter (usando el hastag #Rutaza1Dic) compartiendo comentarios de las zonas que iban atravesando, algunas fotos y hasta contratiempos que sufrían; por lo que muchos fueron los que decidieron seguir la evolución de la aventura por internet al no poder asistir.
La cita era, como ya hemos dicho, el domingo 1 de Diciembre sobre las 08:00h en la estación de autobuses de Málaga, para comprar los billetes y subir al bus a las 08:30h.
Ya a primera hora llegó una de esas situaciones que te hacen presagiar que el día va a dar muuuuucho de sí, y es que tuvimos que negociar un rato con el chófer del bus porque en un principio no nos permitía subir con los patines puestos (algunos no llevábamos ningún calzado para hacer la ruta lo más ligeros posible). La opción «B» era subir descalzos (con calcetines) pero también nos la denegaron alegando que el resto de pasajeros no tenían por qué oler nuestros pies, hecho que nos hizo pensar a algunos que si llevásemos chanclas el olor sería el mismo… pero bueno… finalmente el chófer se apiadó de nosotros y nos dejó subir con patines; así que… ¡¡la aventura comenzaba!!
Como podéis observar, los ánimos estaban por las nubes, siendo nueve los asistentes (ocho + Benaldina, la mascota del Club Benalpatín, que no quiso perderse la hazaña).
Tras más de una hora de autobús y comprobar por las conversaciones que el nivel intelectual de la ruta era más que elevado, llegando a rozar la demencia en algunos casos, y tras visualizar extraños vídeos de luchas de sables (solo lo comprenderán los que estuvieron presentes) llegamos a nuestro punto de partida: Puerto Banús (Marbella).
Al principio todo muy fácil y enérgico, atravesando el puerto deportivo, paseo marítimo, un poco de calle, más paseo marítimo y… la cosa se empieza a complicar patinando por albero (que no estaba tan mal), tablas de la playa y… ¡tachán! ¡FALTAN TABLAS! Así que… a patear la arena toca.
Algunos intentaron trepar por unas rocas para no meter las ruedas en la playa, otros se quitaron un solo patín y pasaron a la pata coja, alguno incluso se lanzó a gatear manteniendo los pies en alto, y otros… «¡Al carajo!» (metiendo los patines en la arena unos cuantos metros; total… no sabíamos lo que nos depararía el resto del día y veníamos a darlo todo).
Cuando volvimos a encontrar un paseo marítimo decente hicimos la parada de media mañana para comer algo sabiendo que el día iba a ser largo.
A medida que la ruta avanzaba y se añadían kilómetros al contador, éramos conscientes de que el no conocer cual podía ser el mejor camino en cada caso era un factor que teníamos en contra, pero quizás ahí residía lo más divertido del día, en las sorpresas.
Según abandonábamos Marbella el camino que nos esperaba consistía en un arcén estrecho de cemento, lleno de tierra en mucho casos, que nos obligaba a «caminar» con los patines, pero que al menos nos mantenía a salvo del tráfico gracias al quitamiedos que bordeaba toda la carretera.
Aún así… algunos le supieron sacar partido a esta situación y se lo pasaban genial «jugando» en los desagües de la carretera (mejor ver el vídeo del final de esta crónica).
Muchos kilómetros recorridos por este suelo rugoso, subiendo y bajando, «caminando», cambiando de lado a lado de la carretera (por los pasos elevados) intentando buscar las mejores zonas, desembocaron en alguna rozadura y el abandono de uno de nuestros compañeros.
Tras la despedida proseguimos la ruta un poco tocados de moral por el suelo que llevábamos durante tanto tiempo y haciendo apuestas sobre quién sería el siguiente en abandonar… (jajaja)
Conseguimos llegar a La Cala de Mijas para la hora de almorzar, donde nos tomamos nuestro larrrrrrgo tiempo comiendo, reponiendo líquidos y descansando los pies, y si no llega a ser por el aire frío que nos daba en la terraza del bar, y que nos hacía recordar que necesitábamos seguir avanzando antes de que se hiciese de noche… seguro que la parada hubiese durado más aún.
Nos pusimos en marcha, con mucho trabajo tras la larga parada e intentando entrar en calor de nuevo.
El camino nos deparaba otro arcén, pero en esta caso un poco más delicado con los pies, aunque también más estrecho, pero no pasa nada… porque ya tenemos la mente puesta en llegar a Fuengirola, que a partir de ahí «esperamos que esté todo chupado ya!!!».
Alguna parada por el camino para fotos y… subidón de moral cuando vemos a lo lejos el cartel de «Bienvenidos a Fuengirola».
Gritos a lo lejos: «Ya estamosssss!!!», «No nos queda nada!!!», «OEEEEEEE!!!».
A partir de aquí, gracias al paseo marítimo atravesamos Fuengirola a la velocidad de la luz, y que ahora era muchísimo más fácil que todo lo que ya habíamos pasado.
Aún así… mientras recorríamos el paseo marítimo de Fuengirola escucho a Francisco que me dice «¡Mira Sakry!», así que levanto la mirada y… ¡veo conos a lo lejos!!! ¡Hay gente practicando Freestyle Slalom!
Según nos acercamos nos gritan y saludan… y es que… son Dani y Luis con unos amigos (alumnos de mis clases de Freestyle de los sábados) que nos dicen que han estado siguiendo nuestra aventura por Facebook y no se lo terminaban de creer hasta que nos han visto aparecer (un saludo a los dos desde aquí campeones!).
– «¿Hay conos y no vas a hacer ni una pasada?»
+ Los pies están cansados pero… ¡¡a mí nadie me dice eso!!
Así que, pasadita entre conos para defender mi orgullo (ver el vídeo de final de la crónica), foto de grupo y a seguir!!!
Pero… ¿qué ven mis ojos?!
El gusanillo del freestyle slalom le pica a algunos… ¡eh Fran!
Seguimos con la aventura, salimos de Fuengirola y llegamos a Benalmádena.
Mientras seguimos la carretera de la costa atravesando Torrequebrada, twiteamos nuestra ubicación bajo el hastag #Rutaza1Dic citando al Patronato Deportivo de Benalmádena y al Club Benalpatín (que imparte clases en esta localidad y del que soy uno de sus técnicos deportivos) para que vean nuestra hazaña.
Instantes depués vimos que ambos nos retwiteaban y nos daban ánimos ¡¡GENIAL!!
Esta zona resultó bastante complicada por los desniveles y el tipo de acera/carretera, tanto que estuvimos a punto de sufrir otro abandono, que finalmente no se produjo (aunque amenzó varias veces con ello).
Una vez llegados al Castillo Bill-Bill de Benalmádena enlazamos rápidamente con Puerto Marina, para a partir de ahí lanzarnos, ya de noche, rápidamente y sin complicaciones hasta Torremolinos, Los Álamos, Guadalmar, Decathlon y entrada a Málaga por Carretera de Cádiz.
Ver a lo lejos el Palacio de Deportes Martín Carpena fue otro gran impulso, ya que a partir de ahí la aventura llegaba al fin, sabiendo que nos espera un MUY LISO carril bici al finnnn… que haría las delicias de nuestros pies, terminando en nuestra famosa Plaza del Reloj de Sol del paseo marítimo de la Misericordia, donde la ruta finalizaba oficialmente, siendo aproximadamente las 20:00-20:30h.
Foto de los valientes y se acabó… o bueno… quizás no, porque todos teníamos los coches en los alrededores de la estación de autobuses, así que unos insignificantes últimos kilómetros de nada antes de poder descansar los pies e irnos algunos a cenar juntos para celebrar la hazaña y recordar los mejores momentos del día (y también los más difíciles) tras nuestros 80 kilómetros «de nada» 😉
Para terminar esta crónica os dejo el vídeo resúmen grabado y editado por Raúl, de quien también son muchas de las fotos de este artículo, que muestra perfectamente lo vivido y lo bien que lo pasamos.
Además, podéis ver más fotos en el album creado en el grupo Patinadores Ciudad de Málaga en Facebook: «Ruta Puerto Banús – Málaga / 1 de diciembre de 2013»
Un saludo a todos y ya veremos cuál será la próxima aventura!!!